Shelby cuenta en su gama con interesantes preparaciones con salidas de hasta 750 u 850 caballos de fuerza, aunque los 840 HP del Dodge Challenger SRT Demon –con gasolina de 100 octanos- son una afrenta difícil de pasar por alto.
Es por ello que la empresa fundada por el mítico Carroll Shelby toma la última revisión del Ford Mustang GT y realiza su propia preparación digna de una película clásica de horror. Para comenzar, pese a que el V8 5.0 Coyote logró recién una interesante salida de 460 HP, es desechado a favor del V8 5.2 litros del Shelby GT350 (con lo que también pueden aplicarse los cambios al Mustang anterior).
Si bien este impulsor alcanza por sí mismo 526 HP sin necesidad de inducción, Shelby lo combina con un supercargador Whipple de 4.5 litros, sistema de combustible de alto flujo, interenfriador, recalibración de la ECU y una revisión profunda de la transmisión manual, necesaria para poder domar la nueva cifra de potencia: 1,000 caballos de fuerza
Para hacer justicia a semejante número, se ha agregado una nueva fascia con una agresiva barredora, cofre con nuevas salidas de aire, salpicaderas ensanchadas, difusor trasero, suspensión ajustable, frenos Brembo y rines de 20 pulgadas de diámetro, con 10 y 12 pulgadas de ancho. En Shelby afirman que no se trata sólo de agregar caballos y hacer cambios cosméticos, sino de reemplazar cualquier componente que ayude a obtener “la máquina definitiva”.
Sólo se fabricarán 50 unidades por año, aunque la verdadera mala noticia es que sólo podrá usarse en pista, pues las leyes de emisiones en Estados Unidos evitaron que pudiera homologarse para calle, tal como el Shelby 1000 anterior (que llegó a ofrecer hasta 1,200 HP).
El precio del paquete será de 169,995 dólares (unos 3.26 millones de pesos), a los que deberán añadir los gastos de instalación y, por supuesto, el costo del Mustang GT para modificar, que no viene incluido.